La sociedad actual muestra mayores niveles de exigencia en relación con la calidad de la formación universitaria, entre ellas la de una formación ética.
Esta formación ética genera procesos de reflexión acerca de la práctica docente, los contenidos que se enseñan, las formas mediante las que se evalúa, y las actitudes que muestra el profesorado en las formas de abordar su tarea y sus relaciones con los estudiantes.
Por todo ello, la integración de la formación ética en la universidad requiere un cambio en la cultura docente del profesorado capaz de generar una mejora de la calidad y una forma diferente de entender la tarea docente del profesorado, que incorpore no sólo la preocupación sino la dedicación a la formación ética del estudiante.
El interés se centra en la formación ética del sujeto que aprende, y en función de ello en la actuación del profesorado, en la dinámica de la institución y en la lógica formación deontológica que el sector profesional reclama.
Les invitamos a leer este interesante documento: La universidad como espacio de aprendizaje ético.
Esperamos sus comentarios y opiniones al respecto.
lunes, 5 de octubre de 2009
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